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Desenterrando Historias: Nuestra Visita al Museo Casa del Alabado

  • Club de Periodismo
  • 3 may 2017
  • 2 Min. de lectura

"¡Fue muy divertido!", "Gracias por invitarnos, aprendimos mucho", "¡Le mando un saludo a Pucho!" Estos fueron algunos de los mensajes que escribimos en el libro de recomendaciones del Museo de Arte Precolombino, Casa del Alabado, al que visitamos el martes 2 de mayo. Llegamos y nos recibieron con brazos abiertos: supimos que algo increíble iba a suceder. Luisa, quien nos atendió, nos saludó con divertidos juegos para calentar los motores por lo que estaba a punto de suceder.

El museo está ubicado en las calles Cuenca y Simón Bolívar, en el centro de Quito. Reconstruido en una casa vieja, de inmediato nos transportamos hacia el pasado, a un lugar lleno de misterios por descubrir. Dos curiosos personajes vestidos con atuendos de la época colonial marchaban y nos miraban con curiosidad desde los balcones mientras Luisa nos llevaba a un salón donde nos sentamos en cojines mientras nos explicaba lo que íbamos a hacer. Después de una graciosa presentación de todos nosotros, Luisa nos contó que todas las piezas arqueológicas tienen muchas historias que contar, no solo una, y que todo dependía de nuestra imaginación el crear el origen de cada pieza, quién las diseñó, porqué lo hizo, y para qué servía.

De repente, los misteriosos personajes aparecieron a la habitación: eran Pucho y Valentín, dos cómicos personajes que llegaron para ayudarnos a dejar volar nuestra imaginación y creatividad. Así que empezó el juego: todos teníamos que contar un pedazo de historia y ellos debían actuarla. En medio de carcajadas y emoción, tuvimos la oportunidad de enviarlos a la luna, luego a la tierra en una nave espacial para ir en búsqueda de una pieza arqueológica que se encontraba en la mitad del salón. Tanto ellos como nosotros pudimos sumergirnos en una aventura única donde lo principal que utilizamos fue nuestras mentes para crear un mundo y una historia.

Nos despedimos de nuestros nuevos amigos y subimos para jugar el Bingo Arqueológico. Con un tablero y fichas, teníamos como misión ir por los diferentes salones con las piezas que estaban en vitrinas e ir encontrando los animales que se asemejaban a las fotografías que teníamos. Recorrimos varios salones, decididos a meternos en el papel de Indiana Jones para la búsqueda. Finalizando, pudimos obtener un libro y una invitación a volver. Luego de los mensajes que dejamos, salimos con una sonrisa listos para nuestra próxima aventura.


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